sábado, 21 de enero de 2012

EL VERSALLES GALLEGO

  Ante la que está cayendo, y después de escuchar a los políticos, economistas y demás gurús mundiales, dan ganas de salir zumbando y perderse en algún lugar donde poder olvidarse, al menos por unas horas, de todo el panorama que tenemos actualmente. 

  Un lugar, como por ejemplo, los jardines del Pazo de Oca. Yo los descubrí por casualidad este verano y, realmente vale la pena perderse allí por unas horas, por que son fantásticos. No en vano, se les conoce con el sobrenombre de "Versalles Gallego". 

   El Pazo de Oca está situado en el municipio de A Estrada. A pocos kilómetros de Santiago de Compostela. Según parece la primera construcción data del S.XI, reconstruido en el S.XV y, reformado como está actualmente, en los S. XVII y XVIII. A lo largo de los años este pazo fue pasando por distintos propietarios, hasta llegar a los actuales: la casa de Medinaceli. 

  Cuando se llega a Oca lo primero que se ve es una plaza presidida por un cruceiro, en frente está la iglesia - muestra del barroco gallego - dedicada a San Antonio de Padua. A la derecha, la fachada principal del pazo, que se une a la iglesia por una especie de puente. Y, a la izquierda, las casas de los servidores del Pazo. Estas casas, en la actualidad, pertenecen a sus propietarios, ya no pertenecen al Pazo. 

  En la plaza, se ve claramente representada la sociedad de la Edad Media: la nobleza, el clero y el pueblo. El palacio no está abierto al público, si bien se alquilan algunos de sus salones para bodas y otros eventos. 

  Los jardines se pueden visitar y vale la pena hacerlo. Están regados por las aguas del río Mao que van por unos canales de piedra hasta el molino. Desde allí son canalizados por todo el jardín. El jardín está construido en terrazas, por que están ubicados en la ladera de una montaña y se dividen en tres partes: el paisajista, el laberinto y el jardín de los cultivos. 

  El laberinto de boj representa un dibujo de mosáico de la catedral de Canterbury. El jardín paisajista es impresionante. Hay árboles autóctonos y árboles de países exóticos. Algunas especies tienen más de trescientos años. Hay algunas variedades de un gran valor botánico. En la zona dedicada a las camelias hay un ejemplar de quince metros de altura, único en toda Europa. Es un placer caminar por estas veredas bordeadas de setos, hortensias, laureles, magnolias...etc, y siempre acompañados por el murmullo del agua que circula por los canales de piedra. 

  En cuanto a los cultivos, es una maravilla pasear entre parras, árboles frutales, lechugas, coles, pimientos, todo perfectamente ordenado y alternando con plantas ornamentales com dalias, margaritas, lirios blancos...y todo muy  bien cuidado.

Realmente, cuesta muy poco sentarse en uno de aquellos bancos de piedra, cerrar los ojos y escuchando el murmullo del agua, que corre por todas partes, y el trino de los pájaros, dejar volar la imaginación y olvidarse de los problemas cotidianos. Aunque sea sólo por un rato.



Entrada a los jardines del Pazo de Oca. 

   Estos jardines son accesibles a personas que se desplacen en silla de ruedas. El único obstáculo se encuentra en la entrada. Hay que salvar un escalón de unos cuarenta centímetros. La persona encargada de la entrada coloca unos tablones a modo de rampa. No es un sistema muy ordoxo, pero sí efectivo.